Escribe el tema que estas buscando

Tendencias políticas decimonónicas


Nuestro país nació a la vida independiente con inexperiencia para gobernar por sí mismo, ya que por espacio de 300 años estuvo bajo la tutela de España, además los grandes intereses entre los sectores sociales y una voraz presencia extranjera, que al ya no estar España en el camino, veían en México una fuente de riquezas a su favor. Difícil para nación destruir la estructura política y socioeconómica, no fue posible a través del proceso de independencia, ni mediante la Constitución de 1824 y de 1857, tampoco por medio de la Revolución de Ayutla, sino que requirió de casi todo el siglo XIX y a un alto costo.

México, al emanciparse de España no contemplaba el largo camino que se tendría que recorrer para lograr no el desarrollo, sino cierta estabilidad política y económica. Tendencias incompatibles provocaron la agitación e inestabilidad decimonónicas. Las disputas políticas se dieron en niveles altos de la sociedad, ya que el pueblo no estaba preparado para participar en los asuntos políticos nacionales, las mayorías estaban al margen o eran carne de cañón; la lucha política fue restringida a una élite; el aislamiento geográfico y el alto índice de analfabetismo limitaban la participación de las comunidades en las lides políticas. No entendían ni tenían ideas claras o precisas del significado del liberalismo, federalismo, centralismo u otros términos políticos.

Las tendencias no eran partidos políticos como los que en la actualidad se conocen con organización, membresía y estatutos, sino que eran grupos de personas adheridas a intereses, puntos de vista y religiosidad que seguían a un caudillo de prestigio.

Desde el imperio de Agustín de Iturbide y establecido el Congreso Constituyente de 1823 se empezó a dar la lucha por el poder, entre una fuerte tendencia centralista y una joven tendencia federalista surgida en el movimiento de independencia; poco a poco se fueron polarizando las partes que resultaron irreconciliables entre sí. Aparecieron diferentes concepciones de Estado e intereses en los sectores sociales; la primera, con las costumbres y conveniencia de un gobierno centralizado parecido al de la colonia, propuso un gobierno monárquico, sin considerar que muchas regiones no estaban de acuerdo. La segunda, sugirió un gobierno acorde a la voluntad de los ciudadanos mediante una República Federal con amplios poderes a los estados. El divisionismo surgió de las logias, las cuales fueron instrumentos de la intervención extranjera en México recién lograda la independencia y además el preámbulo de los grupos protagonistas en casi todo el siglo XIX: los conservadores del orden y los liberales del cambio. La logia del rito escocés, fundada desde 1813 como reacción a la Constitución de Cádiz de 1812, por parte del alto clero, terratenientes y oficiales del ejército realista, se inclinaron por una República centralista, entre sus partidarios figuran Nicolás Bravo y posteriormente Lucas Alamán, su órgano informativo fue el periódico El Sol. Para hacerle contrapeso se fundó la logia yorkina, bajo la influencia del ministro norteamericano Joel R. Poinsett, sostuvieron la República federalista y entre sus adeptos, Guadalupe Victoria, Vicente Guerrero y Miguel Ramos Arizpe, su órgano de difusión: El Correo de la Federación.
Nicolás Bravo
En diferentes formas y espacios se dieron los enfrentamientos entre los conservadores o centralistas conformado por el clero, los terratenientes y los militares, su fuerza política se basaba en su poderío económico, la alianza con los militares y su predominio  en la población; como el término lo expresa, quisieron conservar lo existente, oponiéndose al cambio que en alguna forma les perjudicaba. Los liberales o federalistas, integrados por individuos que se habían nutrido de la ilustración y el enciclopedismo francés, de los ideales de los líderes de la independencia de EE.UU. y su régimen federalista, además de las propuestas de los economistas clásicos ingleses Adam Smith y David Ricardo, proponían libertad de expresión, educación libre y laica, y separación de la Iglesia y el Estado.

El Congreso Constituyente de 1823 fue tribuna política donde debatieron ambas corrientes. La conservadora sostuvo la necesidad de una República central donde el país se dividiera en departamentos sujetos a un poder central, argumentando que la nación requería unidad dadas las amenazas de reconquista por parte de España; además de que no se estaba en condiciones de sostener económicamente muchos gobiernos como lo proponían los federalistas y que propiciaría que los cacicazgos se fortalecieran. Por su parte los federalistas sostenían que un gobierno central sería incapaz de administrar y controlar las regiones más alejadas del país y que el centralismo significaba volver al régimen virreinal o la monarquía de Agustín Iturbide.

En el seno del ejecutivo se dieron también las rivalidades partidistas, por ejemplo: Guadalupe Victoria es federalista y Nicolás Bravo centralista, presidente y vicepresidente respectivamente. Posteriormente la administración liberal de Vicente Guerrero sufrió un golpe militar, motivado por el clero, encabezado por Anastasio Bustamante, conservador quien estableció un gobierno centralista y reprimió a los de filiación federal.
Antonio López de Santa Anna
Es el caso del presidente Antonio López de Santa Anna y el vicepresidente Valentín Gómez Farías. Este último , médico de profesión y liberal por convicción, intentó poner en práctica sus ideas en 1883, con el respaldo intelectual del doctor en teología José María Luis Mora  quien, considerado como el teórico de los liberales mexicanos, a la facción liberal la llamó del progreso y a la conservadora del retroceso; provocó la reacción de la clase conservadora, quien valiéndose de Antonio López de Santa Anna, su salvador, impidió la reforma y expulsó al vicepresidente del país. En estos tiempos el suelo no era fértil para que la semilla reformista de los liberales germinara; el clero utilizó entre otros recursos el púlpito, aprovechándose de la ignorancia del pueblo y la escasa comunicación del país, en su caso, la corriente liberal presentaba un frente disperso y heterogéneo ante la homogeneidad de la clase conservadora. Las diferencias entre los encargados del ejecutivo impidieron llevar a cabo varios programas y propiciaron alteraciones en la vida política y económica del país.

Los campos de batalla fueron escenarios también de los encuentros entre las dos tendencias cuando los intereses de cada una se veían afectados, donde el pueblo, azuzado por el clero y obligados por los oficiales de la milicia a través de la leva, se levantaba en armas para defender la posición conservadora. Religión y fueros su grito de batalla, el primer término comprendido por la comunidad eminentemente católica, el segundo ni idea de lo que significaba. Uno de los casos fue el levantamiento en Zacapoaxtla a raíz del programa reformista de Ignacio Comonfort, encabezado por el curo del lugar se llegó a tomar la ciudad de Puebla.

Pero uno de los episodios más significativos y violentos fue la guerra que se dio a raíz de la promulgación de la Constitución de 1857 donde se impuso la tendencia federal. Motivó la reacción de sus oponentes, el Papa Pío IX rechazó tajantemente el documento y el arzobispo de México giró instrucciones de que se negara la absolución a quienes estuvieran de acuerdo con él, a menos que se retractaran públicamente. Se desató una guerra por tres años (1858-1860) entre los dos bandos bien definidos. El de los conservadores que estaba en contra de la Carta Magna y del gobierno que la había realizado y los liberales convencidos de la necesidad de transformar al país a través dela ley. El 17 de diciembre de 1857 se proclamó el Plan de Tacuba ya encabezado por el conservador Félix Zuloaga quien con sus tropas se apoderó de la capital del país y del propio gobierno hasta 1860; hubo dos gobiernos, este y el encabezado por Benito Juárez el cual fue obligado a trasladarse a distintas ciudades y llegar a Veracruz donde permaneció hasta el final del conflicto.
Félix Zuloaga
Estados como Guanajuato, Jalisco, Querétaro, Michoacán, Nuevo León, Coahuila, Tamaulipas, Colima, Zacatecas, Aguascalientes, San Luís Potosí y Veracruz. De todos los puertos mexicanos, Veracruz era indudablemente el más importante. Pero en la situación en que se encontraba el país en aquella época, la importancia de este puerto rebasaba con mucho la de cualquier otra ciudad mexicana, con excepción quizás de la capital. Veracruz no era solamente el primer puerto del país, sino también la llave de todas las luchas políticas. Dichas entidades reconocían como presidente a Benito Juárez, apoyaron la causa liberal y defendieron la Constitución. Pero Juárez tuvo que dejar la capital ante el acoso enemigo; sus principales adeptos no eran militares de carrera, por ejemplo Jesús González Ortega era un escritor provinciano, Ignacio Zaragoza, comerciante, Santos degollado, un civil y Porfirio Díaz, estudiante.

El resto de los estados respaldaron a los conservadores y reconocían como presidente del país a Félix Zuloaga; pronto ocuparon la capital.

Ambos bandos trataron  de avanzar y destruirse uno al otro, las dos partes cometieron abusos, por ejemplo los conservadores, después de una batalla en la capital, fusilaron a 53 prisioneros entre ellos varios médicos y enfermeras jóvenes, los mártires de Tacubaya. Este hecho vergonzoso fue realizado por Leonardo Márquez, cumpliendo órdenes de Miguel Miramón, quien en ese entonces era presidente de los conservadores. Mientras que los liberales asesinaban sacerdotes, destruían y saqueaban templos e imponían préstamos forzosos al clero.
Miguel Miramón
Como se dice, la lucha era a muerte, de aquí la explicación, más no la justificación, de los siguientes tratados internacionales firmados por el gobierno mexicano conservador:

Tratado Mon-Almonte. Por México asiste Juan N. Almonte, ministro conservador, hijo de José María Morelos y Pavón, por el lado de España y representando a la reina Isabel III, el comisionado Alejandro Mon. Se acepta pagar indemnizaciones a españoles radicados en nuestro país y que hayan sido afectados por los constantes movimientos sociales, especialmente los de las haciendas de San Vicente y Chinconcuac y del mineral de San Dimas, a cambio de ayuda para lograr la estabilidad, además, el país europeo ejercería un protectorado en México.

Tratado Miramón-Jecker. El gobierno conservador consigue un crédito por 15 millones de pesos en un banco suizo, la casa de Jecker. Cantidad que será emitida en bonos en diferente plazo. Cabe mencionar que únicamente se recibieron 700 mil pesos y fueron destinados a la compra de dos barcos europeos que no llegaron al país porque fueron hundidos en el camino por los Estados Unidos, argumentando que eran traficantes. Pero la deuda quedó acordada.

Por parte del gobierno mexicano liberal se llevó a cabo el tratado McLane-Ocampo, el primero, representante del gobierno norteamericano en México y el segundo, ministro de relaciones exteriores de Benito Juárez. Con él concede a los Estados Unidos el derecho de tránsito a perpetuidad por el Istmo de Tehuantepec, se le otorgaba la posibilidad de construir una vía entre el océano Atlántico y el Pacífico. Afortunadamente para nuestro país, cinco décadas más tarde construyeron los estadounidenses el Canal en Panamá. A los norteamericanos, en el tratado Mc Lane-Ocampo, se les brindó libertad de comercio por los estados mexicanos del noroeste y el derecho de proteger las concesiones por militares gringos. A cambio, México recibiría el pago de 4 millones de pesos (la mitad se destinaría para pagar indemnizaciones por daños y perjuicios a ciudadanos norteamericanos en el país) y el apoyo militar para establecer el orden y la seguridad. Para bien de México el senado estadounidense no ratificó el documento argumentando no hacer tratos con gobiernos inestables; presagiaban una guerra civil interna que favorecía a los estados esclavistas del sur de Estados Unidos y dejaba en desventaja a los estados industriales del norte, y otra cosa más, no satisfacía sus ambiciones expansionistas ya que pretendían también Baja California y otros territorios.

Había dos Méxicos en un solo país. El acontecimiento se internacionalizó, Francia, España, Inglaterra y el Vaticano estaban a favor de los conservadores y Estados Unidos del lado de los liberales para impedir la influencia europea en América; las partes beligerantes realizaron tratados con esos países para reforzar sus posiciones en la guerra aun cuando comprometían la soberanía y el territorio mexicano. Triunfó la tendencia liberal e hizo su entrada a la ciudad de México en enero de 1861, el saldo del conflicto fue endeudamiento del país, destrucción y atraso en todos los aspectos. Lo peor es que no terminó completamente la guerra, sino que quedó un sentimiento de revancha de los conservadores, manifestándose en las ejecuciones de algunos liberales como Leonardo Valle y Melchor Ocampo. Después se presentó la oportunidad en la intervención francesa de 1862 y vieron en el emperador Maximiliano de Habsburgo, un medio para recuperar el poder, sumándose más años de guerra interna con los desastres que dejaron a su paso.

Tras el fusilamiento del emperador austríaco en 1867 se liquidaron también las ideas conservadoras y sus intenciones monárquicas, los demás países se convencieron de que no es por la fuerza militar la forma de dominar a México.

El panorama no era fácil, había que restaurar la República Mexicana, las ideas liberales habían madurado, la semilla sembrada en 1833 con Valentín Gómez Farías daba sus frutos, los estudiantes de las escuelas superiores establecidas en ese entonces integraron la intelectualidad liberal y fue la generación que hizo la reforma, combatió a los franceses y acabó con el segundo imperio mexicano.
¿Te sirvió el contenido del tema? ¿tienes alguna duda o sugerencia? 

Puedes escribir un comentario en la parte de abajo y nosotros con gusto te responderemos. Esperemos que tengas un lindo día. ¡Mucho éxito en tus estudios!