El fascismo en Italia
El término fascismo proviene de la palabra italiana fascio,
y ésta del latín fascis, que
significa haz o conjunto. Servía en Roma para designar al haz de varas, con un
hacha al centro, símbolo de la autoridad de los lictores y de la fuerza en la
unidad. Pero más allá de la definición etimológica, el fascismo fue la
dictadura que implantó Benito Mussolini en Italia a partir de 1922 con
profundos rasgos militaristas y nacionalistas.
Causas de su aparición
Benito Mussolini |
La participación de Italia en la Primera Guerra Mundial, con
la triple alianza primero y con la triple Entente después, le había costado más
de 10 000 millones de dólares y la pérdida de 650 000 seres humanos, más la
cifra de 400 000 incapacitados pues ascendió a más de 100 000 millones de
liras. A pesar de que Italia terminó en el bando vencedor, el tratado de
Versalles y los otros acuerdos de paz poco beneficio le otorgó, creando un
sentimiento de frustración y depresión entre la población y el gobierno
representado por el rey Víctor Manuel III.
Los primeros años de la posguerra fueron difíciles en Italia
debido a que las condiciones de trabajo eran graves, existía gran desempleo en
la población que se incrementó con el reclamo de los exsoldados de la guerra a
un empleo digno y suficiente para vivir. En 1919 y en medio de la turbulencia
política y social, los comunistas italianos intentaron tomar el poder, pero el
grupo de Fascio d’Azione Rivolucionaria que
comandaba Benito Mussolini se enfrentó a los socialistas saliendo a relucir la
violencia de las dos partes. Asociaciones como ésta aumentaron el clima de
tensión que vivía Italia mostrando la ineficiencia del gobierno monárquico
constitucional.
El fascismo pudo establecerse en Italia por la creciente
amenaza del comunismo, por el deseo de acabar con la anarquía económica,
política y social que reinaba en el país y sobre todo por el anhelo
reivindicador de un pueblo fuerte y poderoso. Acto coyuntural fue la marcha a
Roma de los temibles camisas negras, con ello Mussolini poco a poco se convirtió
en el Duce o conductor de las almas
italianas.
Principios básicos del fascismo
El pensador que destacó por su influencia fue Giovanni
Gentile. Este filósofo del fascismo sentó como propuesta ideológica la
necesidad de unir pensamiento y acción en pos de una realidad única, que era la
del Estado, ya que representaba una moral superior con una sola religión: la de
la patria. Por lo tanto, los derechos del individuo sólo podían emanar del
Estado y para el Estado, pues el hombre debía ser beneficio de todos. De allí a
la liquidación de conceptos como libertad, igualdad, jerarquía y legitimidad.
Giovanni Gentile |
El sustento ideológico del fascismo se basó en los
siguientes principios:
- El estado se encuentra por encima de todo. El individuo debe sacrificar su bienestar personal en beneficio del Estado más que de la colectividad.
- La élite fascista, representada por Benito Mussolini, es la única que debe gobernar. El pueblo no está preparado para este ejercicio. Por tanto, se rechaza la democracia.
- Empleo de la fuerza para conseguir sus fines. Los fascistas estaban convencidos de que la guerra era un bien, no un mal.
- Intolerancia hacia otros partidos que no fuera el fascista. Estos se oponían a la libertad de palabra, de prensa y de elecciones democráticas.
- La economía debe de organizarse bajo un sistema corporativo controlado por el Estado fascista.
- Una profunda fe en el nacionalismo, en el imperialismo y en el totalitarismo como ingredientes para controlar la vida en Italia.
Estos ingredientes matizaron fuertemente la dictadura italiana hasta la segunda contienda
bélica mundial del siglo XX.
La Italia de Mussolini
En poco más de dos décadas que duró el fascismo como régimen
autoritario, este se rodeó de detalles espectaculares pues con frecuencia se
organizaron desfiles militares para impactar a los juventudes italianas. Benito
Mussolini como dictador suprimió la libertad de expresión y de imprenta,
reprimió violentamente cualquier movimiento de huelga y militarizó la educación
obligando a profesores y alumnos jurar fidelidad y obediencia. En todas las
escuelas, en sus aulas, apareció el retrato de Mussolini. También controló la
radio, el cine, la prensa y los centros de espectáculos; en todos se hacía
alusión al Duce, el caudillo, como
manifestación de culto a su personalidad.
En lo económico el sistema se corporativizó. Mussolini
facilitó el acceso del capital extranjero a Italia, dio un gran impulso a la
agricultura introduciendo nuevas técnicas, la industria produjo maquinaria
pesada para el campo y destinó gran parte de sus recursos a la fabricación de
armas. Con los beneficios de la inversión de capitales se fundaron nuevas
ciudades, aumentado las vías de comunicación y transporte.
La cuestión religiosa en la Italia fascista fue un asunto
que atrajo la atención de Benito Mussolini, procuró reducir la tirantez de su
gobierno con la santa sede y en febrero de 1929 firmó con el Vaticano el pacto
de Letrán donde se establecieron los siguientes acuerdos:
- Reconocimiento de la soberanía del papa, con dominio exclusivo sobre la ciudad del Vaticano.
- Reconocimiento por parte del papa de Roma como la capital de Italia.
- La religión católica apostólica romana fue declarada la religión oficial del Estado italiano y el sacramento del matrimonio fue reconocido como legal para fines civiles cuando hubiere sido administrado de acuerdo con el derecho canónico.
- La educación religiosa católica habría de continuar en las escuelas primarias públicas y sería extendida a las escuelas secundarias.
- Italia compensaría a la santa sede sus pérdidas territoriales y de otra naturaleza.
Con este tratado se puso de manifiesto la alianza de los
fascistas con la iglesia católica. EL mismo Mussolini había dispuesto premiar a
las familias numerosas porque producían brazos para trabajar, individuos para
el ejército y una población que sirviera a sus fines imperialistas.
La expansión fascista
El incipiente progreso de Italia hizo pensar a Mussolini que
estaban preparados para lanzarse a la conquista de nuevos espacios
territoriales. África tenía muchas riquezas naturales y el dictador italiano
había puesto sus ojos en la antigua Abisinia, hoy Etiopía. Este país africano
ingresó en 1932 a la Sociedad de Naciones y los países miembros de este
organismo acordaron respetar su neutralidad y ayudarlo en caso necesario y, en
este sentido Italia había firmado en 1928 un tratado de colaboración mutua con
Etiopía. Seis años después el Duce
Mussolini cambiaría de opinión ante la amenaza de la expansión alemana. En
febrero y marzo de 1935 fueron embarcados con destino a África dos divisiones
de infantería italianas y a fines de mayo había casi un millón de italianos en
armas.
La Sociedad de Naciones condenó esta hecho calificando a
Italia de país agresivo y discutió las sanciones ante un probable ataque
italiano a los etíopes. El suspenso no tardó mucho pues en 1936, de enero a
mayo, Italia realizó la invasión militar a Etiopía ocupando la capital
Addis-Abeba. Días después, en Roma, un eufórico Benito Mussolini anunció en
público este acontecimiento y nombró al rey Víctor Manuel III como emperador de
Etiopía. Con ello Italia abandonada la Sociedad de Naciones.
Víctor Manuel III |
La otra aventura imperial fascista fue Albania, país al que
Mussolini parecía dispuesto a considerar como su punta de lanza en los
Balcanes. En 1926 y 1927 se firmaron dos tratados que posibilitan la
penetración económica de Italia en Albania. Este último era un país surgido en
1913 como consecuencia de las guerras balcánicas, era montañoso y poco fértil
pero con salidas geográficas estratégicas a pesar de su notorio subdesarrollo
económico que padecía. Un jefe local, Zogú se proclamó rey de Albania en 1928
cuando ya se había convertido en la nación protegida de Italia.
En los años siguientes creció la oposición albanesa a la
influencia italiana. En 1934 Mussolini ejerció fuerte presión sobre Albania y
evitó, que junto con Bulgaria, se uniera a la Entente Balcánica. El sentimiento
antiitaliano aumentaba y eso sirvió de pretexto para que finalmente, en abril
de 1939, el gobierno de Roma decidiera la ocupación de Albania. Esta vez Italia
se acercó más a Alemania y el eje
Roma-Berlín hacía que ambos países caminaran de la mano rumbo a la Segunda
Guerra Mundial.
El nazismo en Alemania
La palabra nazi es una contracción del nombre del Partido
Obrero Nacional Socialista Alemán. En realidad el nazismo fue una dictadura
totalitaria, racista, militar y ultranacionalista implantando a partir de 1933
en Alemania y duró hasta el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945. Su
dirigente más controvertido se llamó Adolfo Hitler, el führer o caudillo.
Adolfo Hitler |
Surgimiento del nazismo
Alemania participó en la primera contienda bélica mundial en
el grupo de la triple Alianza. Después de la derrota el país fue sancionado
severamente, por considerarlo culpable de la guerra, en el tratado de
Versalles. En la Alemania de la primera posguerra se gestaron las condiciones
para el surgimiento del nazismo.
En lo político y como consecuencia de la guerra mundial,
Alemania abandonó la monarquía y dio paso a la República regida por la
Constitución de Weimar a partir de 1919. En ella se presentaban algunas
garantías individuales como el sufragio universal a los ciudadanos mayores de
veinte años; el poder legislativo era bicameral; existía la figura del
presidente y la del canciller en el poder ejecutivo; y sobre todo, se hablaba
de la libertad como premisa de la individualidad de cada alemán. También se
estableció en este código la facultad del presidente de suspender temporalmente
las garantías y los derechos ciudadanos cuando las condiciones del país lo
ameritaban.
En lo social Alemania vivía condiciones difíciles. La guerra
produjo a los alemanes sentimientos de frustración y revancha. Lo estipulado en
Versalles parecía injusto y excesivo. El desempleo era notorio entre 1921 y
1923 cuando el país vivió una profunda crisis económica, los soldados al
regresar de la guerra buscaron empleo sin conseguirlo, el valor de la moneda bajó
considerablemente, los alimentos escasearon y la depresión psicológica se
apoderó de muchos alemanes.
La expansión de la revolución bolchevique y el temor al
comunismo hizo que en Alemania surgieran grupos de ultraderecha. En 1918 y 1919
hubo dos frustrados revueltas comunistas en el país, en tal virtud, grupos
contrarrevolucionarios dirigidos por la burguesía germana decidieron
reconstruir a Alemania en el marco del capitalismo como lo estaba haciendo
Italia con el fascismo.
Durante la primera posguerra en Alemania se dieron las
condiciones para que aparecieran grupos e individuos que providencialmente
pudieran salvar al país de la ruina y para encumbrarlo nuevamente.
Uno de estos
grupos llamado Partido Nacional Socialista Obrero Alemán se organizó entre 1919
y 1920. Pero fue hasta 1923 cuando los nazis quisieron para acabar con la
República mediante la revolución armada. El movimiento fracasó y los dirigentes
fueron enviados a la cárcel, uno de ellos, Adolfo Hitler escribió el libro Mi
lucha (Mein Kampf) donde plasmó las
ideas básicas que aplicaría diez años más tarde.
Partido Nacional Socialista Obrero Alemán |
Con el tiempo el partido nazi creció y en 1932 Adolfo Hitler
obtuvo en las elecciones presidenciales el 36% de los votos, mientras que Paul
Von Hindemburg ganó la presidencia con el 53% de votos emitidos. En 1923 Hitler
fue designado canciller en Alemania. Al concentrar la mayoría de poderes
gubernamentales y desaparecer otras organizaciones políticas, menos la suya, se
consolidó como dictador de la Alemania nazi.
Principios fundamentales del nazismo
Hay quienes han dicho que el nazismo es un fascismo
corriente y que Hitler es discípulo de Mussolini. La realidad supera tal
afirmación. La ideología nazi se sustentó en los siguientes principios:
- Los nazis decían que los alemanes pertenecen a una supuesta raza aria pura; creían que la sangre aria era superior a la de todos los demás pueblos y que estaban destinados a regir el mundo. Tales ideas carecían de toda base científica.
- Eran antisemitas, es decir, enemigos encarnizados de los judíos. Consideraban que quienes profesaban la religión judía o los descendientes de los judíos deberían ser privados de sus derechos, desterrados de Alemania o ejecutados.
- Los caudillos nazis se oponían a los principios cristianos e intentaron sustituir el amor a Dios por el amor a Alemania.
- El Estado tenía prioridad absoluta y había de ejercer un poder supremo sobre los individuos.
- Un dictador, Hitler, gobernaría con la ayuda de la élite nazi.
- La economía se basaría en un sistema de propiedad privada de los medios de producción, distribución y consumo, bajo estricto control estatal.
Otros elementos del nazismo son: el estado para Adolf Hitler
es Dios; los niños y la juventud le pertenecen; la raza aria debe dirigir los
destinos del mundo; la fuerza es el origen del derecho; el militarismo, la
ciencia y la técnica deben ser aplicadas a la guerra. La represión y el terror
fueron ingredientes comunes en el nazismo. Hitler para descubrir a los enemigos
del régimen utilizó cuerpos paramilitares como la Gestapo, mientras que a los
judíos trató de exterminarlos en los campos de concentración. Más de 5 millones
de personas murieron en tiempos de la Alemania hitleriana.
Guerra civil española y el franquismo
España arribó al siglo XX en estado de crisis y decadencia.
Durante el decimonónico intentó ponerse a la altura de las grandes potencias
occidentales sin poder conseguirlo. En realidad, al terminar el siglo XIX
España estaba perdiendo la última de sus colonias en América, la isla siempre
fiel, Cuba.
El desencanto era notorio entre los españoles pues su país
era extremadamente pobre y la violencia y la inestabilidad política pintaron a
la nación durante el primer cuarto del siglo XX. Si bien es cierto que en 1873 se
instaló la primera república, en los años siguientes España se rigió con el
sistema tradicional de monarquía.
En 1923 el general Miguel Primo de Rivera, aristócrata
Marqués de Estella, elaboró un manifestó diciendo que el ejército había
decidido poner fin a las oligarquías políticas y enseguida tomó el poder. Se
estableció una dictadura que duró hasta 1930. Con la anuencia del rey Alfonso
XIII, Primo de Rivera asumió el poder y declaró el estado de guerra en toda
España, amenazando con reprimir violentamente cualquier movimiento separatista
en la península a fin de lograr el orden y la tranquilidad pública. A fines de
1929 preguntó a los capitanes generales y funcionarios la posibilidad de
continuar en el poder. Ante una serie de respuestas negativas presentó su
renuncia en enero de 1930 y se exilió a París.
Miguel Primo de Rivera |
La estructura social española en las primeras tres décadas del
siglo XX era notoriamente clasista. La derecha representada por la iglesia
católica, los terratenientes, industriales y ricos comerciantes. La izquierda
tenía en sus filas a obreros, campesinos, intelectuales, anarquistas y
socialistas. Los primeros preferirían la monarquía y los segundos la república.
En 1931 se estableció en España la segunda república, el
plebiscito de los ciudadanos españoles hizo abdicar a Alfonso XIII quien
también se exilió de la península, en tanto que el nuevo gobierno lo desposeyó
de la nacionalidad española, le prohibió su regreso a España y los bienes de la
corona fueron confiscados.
Con la nueva república se nombró presidente a Niceto Alcalá
Zamora y jefe de gobierno a Manuel Azaña. Se elaboró la constitución que tenía
un carácter marcadamente liberal; limitaba el poder de la iglesia católica, de
la aristocracia y del ejército. Proclamada la segunda república se sucedieron
fuertes acontecimientos sociales, el pueblo quemó algunos conventos y templos
en Madrid, Cádiz, Córdoba, Sevilla, Málaga, Alicante y Valencia.
En 1933 José Antonio Primo de Rivera, hijo del dictador Miguel
Primo de Rivera, fundó la falange
española, cuya organización y sustento ideológico son copias del fascismo
italiano y del nazismo alemán. Este falangismo insistió en un nacionalismo que
resucitara a la gloriosa España de otros tiempos. Era de tendencia monarquista,
antimarxista y antirrepublicana, pero simpatizaba con el militarismo y la
violencia.
En 1936 hubo elecciones generales en España y el triunfo
correspondió a las fuerzas de la izquierda; Manuel Azaña sustituyó a Alcalá
Zamora en el gobierno. El panorama se complicaba más, seguía reinando la
pobreza, el pueblo estaba dividido por la rivalidad entre monarquistas y
republicanos, la iglesia católica continuaba ejerciendo gran influencia
psicológica y moral y el ejército se preparaba para actuar.
El caos y la violencia prevalecían por doquier y parecía
imposible desarraigarlos. A un crimen sucedía otro. El 13 de julio de 1936 a
policía asesino a José Calvo Sotelo, dirigente monárquico. Tres noches más
tarde el general Francisco Franco dejó las islas Canarias para asumir la
jefatura del movimiento contra el gobierno republicano, iniciando así tres años
de guerra civil en España. Los rebeldes se hicieron llamar nacionalistas e
inmediatamente aceptaron el apoyo de Benito Mussolini y Adolfo Hitler; quienes
ensayaron en tierras españolas sistemas de ataques militares que usarían en la
Segunda Guerra Mundial.
El otro bando de la guerra civil española fue el de los
republicanos o leales. Gran parte de la población civil los apoyaba al igual
que un buen número de anarquistas y socialistas. La guerra civil en España fue
un conflicto puramente interno y muy pronto se convirtió en un coliseo
internacional a pesar de que en Europa se creó un comité de No intervención.
Hasta fines de 1936 la Unión Soviética, por medio de la
Komintern, otorgó ayuda directa con soldados y armas a los defensores de la
república española. Se formaron las brigadas internacionales con voluntarios
civiles y militares de varias naciones como Francia, Cuba, URSS, China, Perú y
México. Además, sólo los mexicanos y soviéticos vendieron armas al banda de los
leales republicanos.
De 1937 a 1939 la guerra civil española se volvió cruda y
dramática. Los campos y las ciudades fueron escenarios de enfrentamientos
sangrientos. Las batallas del Ebro y Guernica son ejemplos de exceso de
violencia, al igual que las tomas de Madrid y Barcelona. De un lado, los
contingentes nacionalistas se organizaron en el grupo denominado Falange
Española Tradicionalista con la dirección única de Francisco Franco. En todo el
gobierno republicano se trasladó, en el curso de la guerra, de Madrid a
Valencia y luego Barcelona.
La fuerza de los rebeldes militares fue determinante para
lograr el triunfo de los nacionalistas y en abril de 1939 las fuerzas del
general Franco entraron en Madrid, en tanto que la república y sus seguidores salieron de Barcelona al
destierro.
De 1939 a 1975 España fue gobernada por la mano del general
Francisco Franco. Al terminar la guerra civil España tuvo que enfrentarse con
problemas como el hundimiento de la economía nacional, la afectación a gran
parte del aparato productivo y el inminente estallido de la Segunda Guerra
Mundial. Otros problemas eran iguales de graves: los republicanos que no
pudieron salir de España fueron encarcelados y la mayoría ejecutados. Su única
posibilidad de salvación fue aceptar el franquismo.
Francisco Franco |
Francisco Franco estableció una dictadura conservadora. Una
de las primeras medidas de su gobierno fue declarar la neutralidad de España en
la Segunda Guerra Mundial a pesar de las presiones del eje Roma-Berlín-Tokio.
En el terreno material intentó reorganizar la economía tan afectada por la
guerra civil, per hasta quince años después se podrá hablar de la recuperación
económica española. En lo social, el gobierno de Franco cayó en un
conservadurismo y en un puritanismo religioso, las garantías y libertades como
la de expresión y de imprenta fueron canceladas. Finalmente, en lo político,
Estados Unidos, Francia e Inglaterra reconocieron como legitimo al gobierno de
Francisco Franco a pesar de que en 1946, ya creada la ONU, varios países
protestaron contra el régimen franquista.
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