Primera intervención francesa
Algunos comerciantes franceses dieron el pretexto a su país
para intervenir en el nuestro. Aprovechando los periodos de revueltas que se
vivían, realizaron reclamaciones al gobierno mexicano sobre supuestos daños a
sus propiedades, al no recibir respuesta de las autoridades mexicanas,
involucraron a sus connacionales para lograr, por medio de la fuerza, la satisfacción
que ellos no obtuvieron.
Manuel Gorostiza |
En abril de 1838, la marina francesa se presentó frente al
puerto de Veracruz y lo bloqueó, exigiendo el pago inmediato de indemnizaciones
por daños causados a súbditos franceses, además de libertad para comerciar en
el territorio nacional; las condiciones económicas eran tan penosas que fue
necesario entablar negociaciones, a pesar de la intransigencia de Mr.
Deffaudis, representante de los europeos.
Manuel Gorostiza y Guadalupe Victoria firmaron el acuerdo
para pagar la cantidad de $600 000 como reparación de los daños ocasionados,
dándosele a México un plazo razonable para cumplir el compromiso.
Intervención norteamericana en México
Desde principios del siglo XIX los Estados Unidos buscaron
la manera de extender su territorio en todo el continente e influir en los
gobiernos de este hemisferio, tal como lo señala la doctrina Monroe y las adquisiciones territoriales de la florida, la
Luisiana, el Maine, el Oregon, entre otros más.
En 1819 los norteamericanos extienden su interés hacia el
sur de su frontera u Moisés Austin obtiene permiso del gobierno novohispano
para que 300 familias texanas pudieran establecerse en tierras mexicanas con la
sola condición de ser honorables y católicas; tal concesión fue posteriormente
ratificada por las autoridades en turno de este país.
En 1836, cuando se dio a conocer la Constitución
centralista, los habitantes de la parte norte del ío Bravo se sintieron
afectados pues tenían que trasladarse hasta la capital de la República para la
realización de cualquier trámite gubernamental. El presidente Santa Anna se
opone y emprende acciones militares en contra de los texanos que son
derrotados en pequeñas escaramuzas
militares como la del Álamo, pero finalmente en el río de San Jacinto las
tropas nacionales son sometidas y el presidente mexicano hecho prisionero,
obligándolo a firmar los Tratados de
Velazco en los que se reconocía la independencia de estos territorios,
mismo que no fueron ratificados por las Cámaras de diputados y senadores.
Ante la negativa del gobierno mexicano para dar la
independencia a los estados norteños y fingiendo un total desconocimiento de
las fronteras entre Texas y Tamaulipas, se dieron algunos combates entre los
ejércitos del general Marina Arista y Zacarías Taylor, pretexto utilizado por
el senado norteamericano para declarar la guerra a México.
Zacarías Taylor |
Las condiciones internas del país no habían cambiado gran
cosa, la disputa por la presidencia y los efímeros gobiernos de José Joaquín
Herrera y Mariano Paredes Arillaga no lograron organizar un frente militar
contra los invasores estadounidenses; una vez más se llamó a Antonio López de
Santa Anna para que se ocupara la
presidencia, pero el peligro se acercaba y poco podía hacerse.
Lo precipitado de la defensa del territorio nacional y las
pésimas decisiones estratégicas militares de Santa Anna hicieron que los
ejércitos norteamericanos avanzaran rápidamente hacia la capital de la
República sin una verdadera resistencia.
Las páginas heroicas que se escribieron en esta agresión
imperialista son las del Castillo de Chapultepec, el Molino del Rey y el
Convento de Churubusco, sin embargo, no hubo un frente sólido que pudiera
detener las ambiciones de los vecinos del norte. El 13 de septiembre de 1847 el
ejército mexicano tuvo que rendirse y la ciudad de México fue ocupada por las
tropas intervencionistas, el gobierno mexicano debió trasladar su sede a la
ciudad de Querétaro y Antonio López de Santa Anna renuncia a la presidencia.
El 2 de febrero de 1848 se firman los Tratados de Guadalupe Hidalgo donde México pierde los Estados de
Arizona, Nuevo México, Texas y Alta California, esto es, poco más de la mitad
de la extensión actual.
La pérdida territorial, la demostración del gran
divisionismo y la falta de unidad nacional son los resultados más notorios del
conflicto militar. Mientras los ejércitos extranjeros avanzaban hacia el centro
del país, los políticos discutían quién debía de ser presidente.
Algo que pudiera ser bueno es la conciencia que se tiene de
esas faltas tan graves y de la ausencia de una solidaridad nacional para
defender a la patria, carencias que se tratarán de superar en las etapas
posteriores.
La primera mitad del siglo XIX fue escenario de una profunda
desunión entre los mexicanos, la lucha entre los partidos de la época provocó
la presencia de 50 presidentes de la República, en apenas 30 años de vida
independiente, utilizando la intriga y el cuartelazo para lograr el poder; 11
de estos gobiernos fueron presididos por el General Santa Anna; como resultado
de esta condición se pierde la mitad del territorio y la economía se ve frenada
por la inseguridad e inestabilidad que reinaba en la nación.
Ante esta situación, algunos mexicanos se sintieron
lastimados y sin un proyecto de nación que hiciera renacer el nacionalismo y el
sentimiento de identidad a una nación en gestación; destacaron personajes como
Lucas Alamán quien llegó a expresar “perdidos
somos sin remedio si la Europa no viene pronto en nuestro auxilio”.
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