Ganadería extensiva. En
la ganadería extensiva, los animales se desplazan libremente en los espacios
amplios más o menos cubiertos de hierba. Sólo los rumiantes (ganado bovino y
ovino), que digiera la celulosa, pueden beneficiarse de esta forma de pastoreo.
Este tipo de explotación, de grandes rebaños en grandes extensiones de terreno
se practica en los ranchos norteamericanos y en sus equivalentes de América del
Sur. También se encuentran grandes rebaños de ovejas en Australia o en los
Highlands de Escocia.
Ganadería intensiva. En
la ganadería intensiva, los animales se reúnen en una superficie restringida –cubierta
o sin cubrir- donde se les proporciona alimento. Se controlan los diferentes
aspectos productos relativos al animal y su entorno, con el objeto de obtener
el mayor rendimiento posible.
Alimentación. Es
el factor esencial del crecimiento de los animales. Todos los esfuerzos de los
criadores tienden a mejorar el aumento de peso teniendo en cuenta dos factores:
lograr un peso óptimo de comercialización lo más rápido y con el consumo menor
posible de alimentos.
En el caso de los rumiantes (producción lechera o cárnica),
estas condiciones pueden cumplirse si se encuentran en zonas de pastos muy
ricos. Pero a los demás animales de cría hay que darles alimentos concentrados,
cereales sobre todo, enriquecidos en proteínas. La cría intensiva de cerdos o
aves de corral pueden realizarse en función de consideraciones económicas: por
ejemplo, para la cría de porcinos que se alimentan con mandioca importada,
resulta conveniente tener cerca un puerto; así mismo, para la explotación de
gallinas ponedoras, se prefiere instalar las granjas próximas a las grandes ciudades,
lo que facilita la distribución de los huevos frescos a la clientela. La
localización de las explotaciones de rumiantes sigue dependiendo de la presencia
de pastos, aunque su intensificación ha llevado a utilizar también cereales en
el caso de las vacas lecheras (sobre todo la que producen más de 4 000 litros
por lactación) y en el ganado bovino joven productor de carne con un
crecimiento diario superior a 1 000 g.
Selección. La
selección animal ha obtenido resultados muy importantes, sobre todo en las especies
de pequeño tamaño y de ciclo vital relativamente corto. En estos animales, los
experimentos y los cruzamientos son más fáciles de realizar que en los grandes
y con ciclos vitales más largos. Los éxitos con las diferentes razas avícolas y
los conejos han sido mucho más espectaculares que con los cerdos o con el
ganado bovino y ovino. Estos avances zootécnicos explican el incremento de la
producción de carnes blancas desde fines de los años sesenta. Los criadores
disponen actualmente de razas de pollos que corresponden a los diferentes tipos
de máquinas que pueden cortar el cuerpo del animal en cuartos (para la venta en
grandes superficies) o en trozos independientes (para la venta en restauración
colectiva). El consumo de carnes rojas ha aumentado también, pero a un ritmo
menor.
Estabulación. En
la ganadería intensiva, los animales están en naves construidas especialmente
para ellos, en función de la especie y de la producción que se desea obtener. La
superficie, el volumen, la temperatura, la humedad u la iluminación están
regulados cuidadosamente y de forma automatizada, al igual que el suministro de
agua y de alimentos concentrados y la eliminación de desechos.
Las condiciones higiénicas están rigurosamente controladas
para evitar tanto la aparición de infecciones como su propagación. El uso de
productos que permiten acelerar el crecimiento y engorde de los animales
(hormonas, anabolizantes, etc.), estuvo autorizado bajo determinadas
condiciones y dio lugar a abusos, denunciados por las asociaciones de
consumidores. Desde 1987, estos productos están prohibidos en el conjunto de la
CEE.
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