Gallinas ponedoras. Las
gallinas jóvenes son introducidas en gallinero de puesta cuando tienen unas 19
semanas y permanecen allí alrededor de 70. Se colocan en jaulas superpuestas
con abastecimiento automático de agua y alimentos. Los gallineros más modernos
aloja, de acuerdo con la norma europea, un máximo de 50 000 gallinas (cifra que
debía descender en 1993 a 41 500). En estas naves, el sistema de aireación
(mantenimiento de temperatura y humedad constantes), el sistema de recogida de
los huevos (mediante cinta transportadora), la limpieza de excrementos y la
iluminación están autorizados y programados. Las infecciones se previenen
mediante vacunación.
Mientras que hace cincuenta años las mejores gallinas ponedoras
apenas alcanzaban los 121 huevos al año, la actual cifra media en las
explotaciones industriales llega a los 266, lo que equivale a 5 huevos por
semana aproximadamente.
Pollos. El
rendimiento zootécnico del pollo ha mejorado de forma espectacular: hace medio
siglo, en lo mejores criaderos se necesitaban 14 semanas para que un pollo
alcanzara el peso de comercialización de 1, 3 kg; actualmente, sólo se
necesitan 5 semanas. Este aceleramiento va acompañado de una mejor utilización
de alimentos: antes se necesitaban 5 g de alimento para que el pollo ganara 1
g; ahora basta con darle 1, 8 g.
Conejos. Tradicionalmente,
el conejo se considera uno de los alimentos más prolíficos, con camadas de 8 a
10 gazapos. También hay que destacar su rapidez en el crecimiento: el conejo
puede doblar su peso de nacimiento en 6 días y multiplicarlo por 60 en 11
semanas, hasta alcanzar el peso medio de comercialización de 2,3 kg. Su cría se
realiza todavía, en gran medida, siguiendo los métodos tradicionales.
Cerdos. La cerda
es un animal prolífico, que pare en cada semana de 10 a 11 lechones,
dependiendo de las razas. No se ha conseguido aumentar esta cifra, a pesar de
las tentativas de cruzamiento con razas chinas. Sin embargo, se han obtenido
grandes avances para evitar la mortandad entre el nacimiento y el destete, que
cada vez es más temprano (de 25 a 30 días después del nacimiento). Los lechones
se crían en grupo homogéneos con un control higiénico riguroso. La segunda fase
de cebado se realiza manteniéndolos encerrados y dándoles alimentos
concentrados de características nutritivas muy especiales; de esta forma, en
unos 120 días se obtiene un cerdo matadero de unos 100 kg con un rendimiento de
carne elevado.
Terneras en batería. La
producción tradicional de terneras precedentes de vacadas lecheras, destinadas
al autoconsumo o a la venta de carniceros locales, prácticamente ha
desaparecido. Asimismo, la crianza de terneras a lado de sus madres, en el caso
de vacadas de cría, también es cada vez más escasa. La mayor parte de la carne
de ternera que se comercializa (70 %) proviene de la cría «en batería», método
para cebar animales jóvenes comprados fuera de la explotación (terneras en
pocos días). Esta cría de batería se abastece de alimentos a través de empresas
especializadas.
La ternera lechal, la más cara en el mercado, corresponde a
la res sacrificada a los tres meses. Tiene una carne rosada, mucho más clara
que la de vaca o buey, y contiene menos lípidos y triglicéridos, lo que supone
una gran ventaja nutritiva. También se comercializa la carne de añojo, que
corresponde al becerro de un año.
Ganado ovino. Además
de su importancia como animales proveedores de carne, las ovejas ofrecen una
alta rentabilidad debido a que proporcionan varios productos que son la base de
diversas industrias. Del ganado ovino se extrae la lana (sobre todo de las
razas merina española, Shropshire,
Oxford, Southdown y Karakul asiática, de la que se obtiene el astracán) y la
leche, destinada fundamentalmente a la industria quesera. Cada oveja pesa de 45
a 60 kg y produce una media de 4 a 9 kg de lana. Dentro de la producción total
de carne, destaca la comercialización de los corderos lechales, crías de las
ovejas que al nacer pesan entre 3,5 y 5 kg. Las hembras de los ovinos paren dos
veces al año, y tienen cada vez entre una y tres crías.
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