El pez es un animal especialmente adecuado para la cría,
en comparación con otras especies. Al estar la temperatura de su organismo
sujeta a la del medio ambiente no necesita cubrir las necesidades energéticas
de una regulación térmica. Sus exigencias térmicas de locomoción y
supervivencia son reducidas; su método de eliminación de los residuos de
catabolismo es económico, y los rendimientos son buenos. También es óptimo su
rendimiento en la elaboración de proteínas artificiales de los alimentos
compuestos. Sin embargo, al contrario que los moluscos fijos (mejillones,
ostras), el pez precisa de barreras que limiten su movimiento o, en los casos
de piscicultura de poblamiento o repoblación, es necesario un programa de pesca
que puede resultar costoso en energía.
La cría de peces es practicada desde hace siglos de forma tradicional,
tanto en agua de mar como en agua dulce. Se trata sobre todo de explotaciones
extensivas, con poca densidad de peces (100 kg/ha), realizadas en
emplazamientos naturales: estanques, marismas, lagos, más o menos
acondicionados.
Desde hace años, se han comenzado a hacer explotaciones
intensivas en estanques artificiales, cajas flotantes o sumergidas, en donde se
deposita alimento y que permiten criar grandes densidades de peces, del orden
de 10 kg por m³ de agua. Así se crían los salmones de Noruega e Irlanda.
Se distinguen varias técnicas de piscicultura: según el
número de especies (monocultura o policultura); según el tipo de renovación de
las aguas (bombeo, derivación de un río, corrientes marinas); según la
alimentación natural o artificial o combinación de ambas; según el
aprovisionamiento de alevines, natural (ej., en el caso de la angulicultura) o
artificial (como en la salmonicultura).
Los japoneses, excelentes especialistas de la acuicultura
(sobre todo, en la piscicultura), crían desde hace mucho tiempo la Seriola quinqueradiata en cajas
flotantes de madera, bambú, metal, e incluso, plástico.
Los países que han desarrollado un mayor desarrollo de la
piscicultura son: China, que produce más de un millón de cinco especies de «carpas
chinas»; E.U.A, cuya producción de peces gato en estanques supera las 60 000 t
(40 000 ha); la antigua U.R.S.S., con una producción de esturión por
poblamiento del mar Caspio que alcanza los 20 000 t; Japón, con una producción
de anguilas en estanques que supera las 35 000 t y una producción de peces
marinos del género Seriola en jaulas
flotantes que alcanza las 15 000 t; Noruega, con una producción de 8 000 t de
salmones en jaulas flotantes en los fiordos; España, cuya producción
tradicional de truchas y carpas comunes se ha ampliado a otras especies (aparte
de ser primera productora mundial de mejillones).
En agua salada. La
primera etapa, y la más delicada, es la reproducción. La puesta va seguida de
una incubación y de la crianza de larvas que tienen, en general, un peso de
pocos miligramos. Los criadores especializados proporcionan alevines de
truchas, lubinas, doradas, rodaballos y lenguados.
Estas instalaciones
requieren fuertes inversiones y sólo funcionan unos cuatro meses al año.
En agua dulce. La
pesca de peces de agua dulce ha aumentado, en los últimos años, de 4,5 a 10
millones de toneladas, cantidad que supone una décima parte del tonelaje de los
peces pescados en el mar. La piscicultura de agua dulce está muy desarrollada
en África, pero a la cabeza de la producción mundial se encuentra China, que
concentra la mitad del tonelaje mundial de este tipo de pesca.
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