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Huevos


Desde tiempos inmemoriales, los huevos han compartido, junto con otros alimentos, la mesa del hombre. Los más aprovechados por el ser humano han sido los huevos de gallina; con ellos, el arte culinario se ha encargado de proporcionar un amplio repertorio de recetas: huevos revueltos, gratinados, rellenos, al plato, fritos, pasados por agua, duros, en tortilla, estrellados, en tomate, y esto, sin mencionar la larga lista de recetas en que el huevo es un ingrediente importante, aunque no el principal.

Además del huevo de gallina, se consumen, en proporción mucho menor, huevos de pato, de codorniz, de pavo y de gallina de Guinea o pintada.

Los huevos de gallina. Están constituidos por la yema (vitelo), rodeada de la clara (albumen), y una cáscara calcárea que protege este conjunto. El color de la cáscara de los huevo es un fenómeno de origen genético, independiente de su calidad nutritiva. Sin embargo, la tonalidad juega un papel muy importante en la elección que hacen los consumidores, ya que, generalmente, prefieren comprar huevos con cáscara oscura. Entre la cáscara y la clara existe un espacio (cámara de aire) que aumenta a medida que el huevo envejece.

Huevos con cáscara. Los huevos con cáscara destinados a la venta se clasifican según su frescura y según su calibre.

Los huevos experimentan día a día una pérdida de peso del orden de 10 mg, que se debe a la evaporización y pérdida de carbono en forma de CO₂; la cámara de aire de su interior aumenta de tamaño.

Medir la cámara de aire para evaluar la frescura del huevo es considerado un método científico. Sin embargo, ha sido denunciado por las asociaciones de consumidores, con el argumento de que los compradores prefieren ver indicada la fecha de puesta en el producto, como lo hacen ya algunas empresas. Cuando los huevos no han estado sometidos a ningún proceso  de conservación, se consideran aptos para el consumo los que tienen un máximo de 15 días a un mes en estaciones cálidas, y un máximo de treinta días a dos meses en estaciones frías.

La clasificación de los huevos según su calibre, comprende 7 categorías: 1: 7º g o más; 2: 69 a 65 g; 3: 64 a 60 g; 4: 59 a 55 g; 5: 54 a 50 g; 6: 49 a 45 g; 7: menos de 45 g.

Uso industrial. Además de los huevos con cáscara, existe una gran demanda por parte de las industrias alimentarias (pastelería y repostería principalmente, pero también charcutería, industria salsera, de platos precocinados y pastas alimenticias) de productos de huevos. Hay industrias que se encargan de eliminar la cáscara, y ofrecen la clara y la yema batidas juntas, o las yemas y las claras por separado; estos productos se pasteurizan antes de efectuar su congelación, ultra congelación o secado, para obtener huevos en polvo.

Existen varios métodos que permiten conservar los huevos, y que tienen como principio evitar que el aire traspase la cáscara porosa y produzca putrefacción.

Composición nutritiva. Un huevo pesa, aproximadamente, 60 g: cáscara 7 g, clara 36 g, yema 17 g.
La yema, o vitelo, está formada por proteínas (ovovitelina), ricas en ácido fosfórico, y por lípidos, sobre todo triglicéridos.
La clara, o albúmina, es un gel de proteínas: ovalbúmina, conalbúmina, ovomucina, lisozima.
Composición química por cada 100 g (huevo entero):
Lípidos: 12, 5 g; proteínas: 12,1 g; hierro: 2,5 mg; vitaminas: A 330 mg, B₁ 0,1 mg, B₂ 0, 36 mg, D 4,5 mg; colesterol: 470 mg; valor calórico: 160 kcal.

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