La Edad Moderna se inicia con la toma de Constantinopla por los turcos en 1453. Además de este acontecimiento le dan contenido a esta época los grandes descubrimientos geográficos, las grandes invenciones, el Renacimiento de la cultura grecolatina y la Reforma, que marca la crisis de la Iglesia y produjo el quebrantamiento de la unidad religiosa.
- Las grandes invenciones
El siglo XV es testigo de las grandes invenciones: la brújula, la pólvora, las armas de fuego, el papel, la imprenta. La pólvora tiene sus remotos orígenes en la China misteriosa. Pueblo pacífico por excelencia, el chino sólo utilizó en fuegos artificiales. Los árabes, guerreros naturales, son los primeros que la usaron para fines guerreros y la introdujeron en España en el siglo XVI. Los europeos perfeccionaron las armas de fuego y dieron a la pólvora un uso destructivo. Aparecieron la pesaba bombarda, la liviana culebrina que se transporta sobreruedas y la culebrina de mano, que puede ser transportada por un soldado, el arcabuz, que escribirá su página en la conquista americana. Todas estas nuevas armas transforman el arte de la guerra. La guerra de sitios pierde su importancia y los castillos medievales ya no fueron esas fortalezas inexpugnables que por meses y años detenían al sitiador. La caballería pierde su máxima importancia y por sobre el caballero, generalmente noble, se levanta el infante, el soldado que viene de las filas populares.
- La imprenta
En tanto las armas de fuego contribuyeron a crear una nueva estructura social, el quebrantamiento del señorío feudal, una invención extraordinaria contribuyó, desde el punto de vista intelectual, a quebrantar el poderío de las clases poderosas. Nos referimos a la invención de la imprenta. Un alemán, Juan Gutenberg, por el año de 1440, ideó los caracteres móviles y perfeccionó la prensa. Este sistema, al perfeccionarse, dio origen a la imprenta. En 1445 salió de la imprenta de Gutenberg el primer libro, la Biblia. No tardó el nuevo invento en expandirse por Europa y para los días del Descubrimiento de América, las más importantes ciudades de Alemania, Italia, Francia, Inglaterra, editaban sus periódicos y lanzaban libros al mercado. Libros que propagaban el nuevo pensamiento renacentista, que trataba de ciencias, de religión, de viajes, de economía.
- Los inventos náuticos
El mundo hasta entonces conocido empezó a ensancharse. A ello contribuyó la creación y difusión de instrumentos náuticos. El astrolabio, conocido desde los tiempos del Rey don Alfonso el Sabio y que sirve para determinar la altura o latitud, desempeña un papel de primer orden. La brújula, de origen chino, complementa al astrolabio. Hasta entonces los marino se orientaban por el sol y las estrellas, singularmente por la Estrella Polar y por las constelaciones vecinas de la Osa Mayor y Menor, que marcan el Septentrión. La brújula hace innecesario el cielo sereno, el sol o las estrellas brillantes. Con días nublados ella proporciona la orientación precisa.
El perfeccionamiento de los barcos es una lógica consecuencia del impulso que recibe el arte de la navegación. La galera, pequeña de bordo, estrecha, lenta, embarcación híbrida de remo y vela, junto con la galeaza y la carraca, empiezan a ser sustituidas por la liviana carabela, dominadora de los mares, que abre el ciclo de los grandes descubrimientos.
- Las rutas geográficas
El estudio de la geografía había sido abandonado a raíz de las invasiones bárbaras. Los hombres de la Edad Media tenían conocimientos geográficos menos exactos que los hombres de la antigüedad. Una serie de consejas circulaban como conocimientos científicos. La concepción del mundo que se poseía era la misma de los Padres de Iglesia. Para éstos la idea de una tierra con forma esférica adquiría caracteres absurdos, se burlaban de quienes la sostenían y la declaraban contraria al sentido común, puesto que de ser así tendría que haber partes del mundo donde los hombres anduviesen de cabeza. Los mapas eran sencillos y, generalmente, la tierra era presentada en forma cuadrada cuyo centro colocaban la ciudad de Jerusalén. También era presentada en forma de disco plano. Rodeando a la tierra se encontraba el Mar Océano. No podía navegarse por el Norte, por los fríos y los hielos que impedían el paso. Al sur, en la región del Cabo Bojador, en la costa del continente africano, se extendía el llamado Mar Tenebroso, repleto de aguas hirvientes. Sólo se conocían tres continentes: Europa, Asia, que la creían más pequeña que la primera, y África, representada en los mapas en forma recortada.
El comercio entre Europa y Asia se hacía a través de dos rutas: la de Génova que pasaba por Constantinopla, y la de Venecia, que pasaba por Alejandría. Estas dos repúblicas italianas tenían el monopolio del comercio con Oriente. Cuando los turcos otomanos se apoderaron de Constantinopla, en 1453, prácticamente esta ruta quedó perdida para el comercio de los europeos. Esto impulsó a los países europeos a abrir nuevas rutas oceánicas. Portugal y España fueron las naciones que abrieron esta nueva ruta. Son las naciones descubridoras.
- Los viajes de los escandinavos
Los escandinavos, que en la Edad Media se dedicaban a la práctica de la piratería, excelentes marinos y soldados, se aventuraban a navegar por mares completamente desconocidos. Un pirata de nombre Naddord, arrastrado por el viento llegó a una isla desconocida en el año 861; esta isla recibió el nombre de Islandia, la Thulé de los antiguos, considerada como el límite del Universo.
El año 986, un escandinavo aventurero, llamado Eric el Rojo, llegó a un país extraño, que había sido visitado antes por otros aventureros. Le dio el nombre de Groenlandia, que significa tierra verde, y estableció algunos colonos. Más tarde, se cree que otros exploradores visitaron el continente americano, llegando hasta Vinlan, tierra de vino (Nueva York). Pero con el tiempo se perdió la noción de dónde estaban situados estos lugares y sólo se conservaron algunos cantos nacionales, irlandeses, que hablaban de las tierras desconocidas. Pero todos estos descubrimientos fueron totalmente ignorados por las naciones del sur de Europa, como España y Portugal, que serían más tarde las naciones descubridoras.
- Los descubrimientos geográficos
Portugal abre la marcha. Un gran príncipe, el Infante don Enrique, conocido con el nombre de El Navegante, es el héroe de los descubrimientos portugueses. En el Promontorio de Sagres, rodeado de documentos cartográficos, de sabios geógrafos, de marinos avezados, inició los descubrimientos. En 1439 sus navegantes llegaron al Cabo Bojador, en la costa africana. En los años 1422, 1445 y 1447 exploraron Cabo Blanco, Cabo Verde y Gambía. Y para 1487, Bartolomé Díaz llegó al Cabo de Buena Esperanza, pero tuvo que regresar ante la oposición de sus hombres. Sólo diez años más tarde el navegante portugués Vasco de Gama pudo llegar a Calicut de la India, siguiendo la ruta de Díaz. Pero en este intervalo nuevos acontecimientos cambiaron el curso de la historia. Un navegante hasta ese momento desconocido, amparado por la bandera española, realizó una gran hazaña al descubrir un nuevo continente. Conforme la lógica que acompaña a los descubrimientos geográficos portugueses, estas tierras estaban dentro de su radio de acción naval. Una jugarreta del destino se burla esta gloria. Y corresponde a España, en pleno apogeo de su gloria como pueblo cristiano, el recibir estas tierras como regalo del Señor por ser el pueblo elegido.
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