Las imágenes en una obra de arte pueden servir como
representaciones, como símbolos o como signos. Los tres términos describen tres
funciones que las imágenes cumplen. Una imagen particular puede utilizarse para
cada una de estas funciones y, a menudo, sirve a más de una al mismo tiempo.
La imagen como representación
Las imágenes son representaciones en la medida en que
retratan objetos de la realidad, captan y evidencian alguna cualidad distintiva
–forma, color, movimiento- de los objetos o actividades que describen. Las
representaciones no pueden ser meras réplicas, es decir, copias fieles que sólo
se diferencian del modelo por imperfecciones casuales.
Una representación puede situarse en los más variados
niveles de abstracción. Una fotografía del presente siglo o un paisaje holandés
del siglo XVII pueden ser muy veraces y, sin embargo, seleccionan, disponen y,
casi imperceptiblemente, estilizan su tema de tal manera que se centre en algún
aspecto de su esencia. Por ejemplo, una configuración geométrica de Piet
Mondrian constituye tanto una representación de un paisaje como de una escena
urbana de Broadway.
La imagen como símbolo
Una imagen actúa como símbolo en la medida en que retrata
cosas u objetos situados a un nivel de abstracción más alto que el símbolo
mismo. Un símbolo concede forma particular a tipo de cosas o a conjuntos de
objetos. Todo objeto o réplica de un objeto puede servir de símbolo si alguien
decide utilizarlo con ese fin. La obra de arte deja por cuenta del espectador el
esfuerzo de llevar a cabo la abstracción de la imagen. Por ejemplo, el retrato
de “Enrique VIII” de Holbein es un retrato del rey, pero sirve también como
símbolo de la monarquía y de cualidades tales como la brutalidad, la fuerza y
la exuberancia, que están situadas a un nivel de abstracción más alto que la
pintura. La pintura, a su vez, tiende a ser más abstracta que la apariencia
visual del rey de carne y hueso, pues agudiza los rasgos compositivos de forma
y color que son análogos a las cualidades simbolizadas.
La imagen como signo
La imagen como signo se pone en evidencia al analizar los
números y las lenguas verbales, que son los medios del signo por excelencia.
Una imagen sirve como signo en la medida en que se expresa un contenido particular
al reflejar sus características visualmente. En la medida en que las imágenes
sean signos servirán como medios indirectos, porque operan como meras
referencias a las cosas que se representan.
La iconografía
Se llama iconografía al estudio e interpretación de las
imágenes visuales de un cuadro o cualquier obra de arte. La iconografía
establece relaciones entre las figuras, su simbolismo y la compresión e un
significado.
A través del conocimiento del simbolismo se puede
descubrir la interpretación que se le da a un mismo tema en sociedades
diferentes, y el porqué de que algunos temas se desarrollen más en unas
sociedades que en otras. Por ejemplo, en la cultura griega el tema más
desarrollado en la escultura es el mitológico, mientras que en la cultura
romana el tema de mayor interés es el retrato.
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