Las relaciones entre sociedad, espectador y artista
determinan el contexto de una obra o de una corriente artística en un momento
histórico determinado. El contexto tiene relación directa con la función del
arte, ya que se comprende cierta producción artística a partir del contexto
donde surge y del proceso estético que conlleva su relación. A continuación
analizaremos cada uno de los factores interrelacionados, que influyen en el
nacimiento y desarrollo de obras y corrientes artísticas.
La sociedad
Una sociedad puede ser el estímulo para una creación
artística en varios aspectos. Sus hechos históricos, sus valores y sus necesidades
proporcionan los temas que el artista utiliza en sus obras. La situación
sociopolítica de una sociedad es también importante, ya que permite comprender
como los artistas reflejan en sus obras la problemática de un momento, las
ideologías existentes, las luchas de clases.
Se entiende que en una sociedad, el grado de desarrollo en
los aspectos políticos, económicos y sociales hace que la actividad artística
sea realizada por el grupo que sea más representativo de ella.
Los artistas
pertenecen a varios niveles socioeconómicos y sus manifestaciones muestran
diferentes interpretaciones en una misma sociedad, dando una visión más
completa y representativa de la realidad en un momento determinado. Pero
también existen otras sociedades en donde el arte es producido por una elite, y
para una elite constituida por miembros de la clase dominante, como es el caso
del Arte egipcio.
El poder en una sociedad es reconocido de diferentes
maneras. Existen sociedades en las que el poder está en manos de un grupo
religioso o de una persona que sustenta el doble poder: político y religioso,
como es el caso del Antiguo Egipto, Mesopotamia, Creta, y en general las
sociedades que tenían un gobierno teocrático, pero también en aquellas donde el
poder es de carácter civil, o en sociedades donde existe un equilibrio entre
las dos fuerzas. En esta diversidad de sociedades, el arte se manifiesta de
diferentes maneras y puede tener diversas funciones, que deberán analizarse
para comprender los estímulos que reciben los artistas.
Las distintas fuerzas o grupos que sustentan un poder
también tienen diferentes orientaciones ideológicas y hacen más amplia la gama
de posibilidades en cuanto al tema, la función y la presentación de las obras
de arte.
El momento histórico que vive una sociedad, y el grupo de
poder en particular, es también importante, pues un periodo de gloria, de
decadencia o de restructuración impactará en forma decisiva el arte de esa
época. Un claro ejemplo de esto es la pintura romántica del siglo XIX.
El artista
El artista, como miembro de una sociedad, transmite los
valores y las expectativas de ésta al espectador a través de su obra. Pero
siendo un individuo con intereses y necesidades particulares, incluye en sus
obras otros aspectos. Por tales motivos, es importante conocer la
identificación que tiene el artista con su sociedad para saber si su obra está
al servicio de los valores de ésta, o se manifiesta como una oposición a ellos.
Otro aspecto importante del artista es la experiencia y
conocimientos que ha tenido a lo largo de su vida. No sólo su destreza para
realizar la obra, sino también el contacto que ha tenido con otras sociedades o
culturas lo capacitan para dar una visión personal de sus vivencias en su obra,
como el caso de Paul Gauguin, a quien el haber vivido algún tiempo en Tahití le
permitió enriquecer su obra y presentar una visión diferente del mundo al que
estaban acostumbrados los artistas de su época.
Además de la influencia que puede ejercer las experiencias
adquiridas por un artista al vivir en otras sociedades, se incluye el estudio
de las obras de otros pintores, escultores o arquitectos que permiten revalorar
la producción individual de un artista en un momento dado.
En la mayor parte de las culturas, la obra es una
expresión de los ideales de belleza de una sociedad y de la capacidad del
artista que la realiza. Pero no se debe pensar que esto es siempre así. En
algunas ocasiones, el artista de su papel de creador de formas asumir el de un
artista que propone nuevas soluciones, e incluso soluciones que rompen con los
ideales estéticos y los valores de una sociedad, convirtiéndolas en una obra de
protesta o de crítica social, como el arte realista del siglo XIX y el arte pop
del siglo XX.
El artista puede también sentir la necesidad de
incrementar su comunicación con el espectador, y dar a su obra el aspecto de
una estructura no terminada o inacabada, y que requiere la participación del
espectador para completar la obra. Sin la participación de éste, la obra no se
concluye, por lo que
tiene que ser compartida
El espectador
El espectador es muy importante en el proceso estético, ya
que muchas obras no se habrían realizado si no hubieran tenido la finalidad de
ser disfrutadas por él. Como el artista, también pertenece a una sociedad, y su
identidad con está depende de múltiples factores.
Para que un espectador aprecie una obra en todo su valor,
necesita conocer el lenguaje utilizado por el artista. El acercamiento de un
espectador e la obra se hace por medio del conocimiento de lo símbolos, que
reflejan los valores, necesidades y tradiciones de la sociedad, además de las
propias motivaciones del artista. El espectador se debe percatar de esto y
llegar a identificarse con el mensaje presentado en la obra. Por eso una obra
puede servir para conocer a una sociedad, para conocer a un artista o para
conocer al ser humano.
La obra de arte también juega un papel de acertijo, que
deberá ser resuelto por el espectador. Para esto, el artista utiliza símbolos
que representan una idea de que debe ser interpretada por el espectador. En
este tipo de obras, la participación del espectador se incrementa, ya que la
obra no se le muestra en forma gratuita, pues es necesario que su mensaje sea descubierto
a través de la identificación e interpretación de su simbología. Un ejemplo de
esto se muestra en la pintura surrealista de Joan Miró, en la cual se utiliza
muchos símbolos o esquemas que el espectador deberá interpretar.
El espectador podrá acercarse a una obra de arte en tres
noveles diferentes:
- A través del estudio de sus características.
- A través de las características del contexto histórico en que fue creada.
- Identificándose con ella y sintiéndola emocionalmente. Esta última forma de apreciar el arte no siempre es lograda por todos los espectadores, pues se requiere una sensibilidad que varía de persona a persona.
Conocer y apreciar la obra de arte es una manera de participar
en ella. Pero en algunas corrientes artísticas, la participación del espectador
es más activa; en estos casos, solamente con la participación de los
espectadores es como la obra se puede llevar a cabo. Un ejemplo lo representa
el arte cinético, donde el espectador tiene que desplazarse en torno a la obra,
o bien accionar algunos mecanismos que producen el movimiento de la misma.
Se considera que el espectador es el receptor de la obra
de arte, el que disfruta o contempla, o
puede ser otro artista que va ser influido por ella. También un crítico de arte
deberá considerarse un espectador, ya que son sus comentarios va a influir, de
algún modo, en otros espectadores o artistas.
Además, un espectador es también la persona para quien
expresamente se hizo la obra. Muchos artistas trabajan para sí mismos, pero a
veces se establece una relación más estrecha entre el artista y un
espectador-cliente. Es esté quien muchas veces decide la forma y el tema que va
a tener la obra de arte. Sus gustos, necesidades, el propósito para que se encargara
la obra, etc., son factores determinantes que el artista tiene que respetar y
que cambian la orientación de su obra.
Lo anterior se observa claramente en una manifestación
como la arquitectura. Rara vez el artista, arquitecto en este caso, hace una
obra sin tomar en cuanto las necesidades y gusto del usuario. Por lo general la
obra arquitectónica se hace por encargo y
a petición expresa de alguien.
La relación de artista-cliente también se encuentra en
otros campos. Es frecuente que el artista haga una o más obras por encargo de
una persona o un grupo. Durante el renacimiento y el barroco, los artistas
realizaban algunas de sus obras por encargo de la aristocracia o de la Iglesia
católica. Cuando se hace el análisis de una obra de éstas, es tan importante conocer
el artista como el cliente o persona que encargó el trabajo para conocer el
contexto e interpretar de una manera más completa la obra.
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