Junto con la leche, sobre todo de vaca, y sus derivados, el
hombre ha consumido siempre cuerpo grasos de origen animal, fundamentalmente
los tejidos adiposos que constituyen la reserva de lípidos de los mamíferos.
- Animales marinos: durante mucho tiempo, la ballena fue pescada con la finalidad de extraer su grasa, que se fundía en los mismos barcos y daba un aceite muy apreciado. EN la actualidad, los cuerpos grasos procedentes de animales marinos no superan el 3 % del total de cuerpos grasos producidos. Se trata, sobre todo, de aceites de pescado, fundamentalmente de hígado (bacalao, arenque), que son utilizados en la industria farmacéutica, por ser ricos en vitamina A.
- Animales de carnicería: Se recuperan las grasas de las especies bovinas y ovinas (el sebo) y a la grasa de cerdo (la manteca). Aunque su consumo directo está en disminución, los especialistas en nutrición consideran, sin embargo, que el consumo indirecto de grasas (contenidas en la carne) es excesivo).
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