Sin duda uno de los acontecimientos históricos más
impactantes de fines del siglo XX fue la desintegración de la Unión de
Repúblicas Soviéticas Socialistas. Después de la triunfante revolución bolchevique de 1917 en Rusia,
comenzó a gestarse un modelo socialista que se anteponía al capitalismo
internacional prevaleciente en ese momento.
Los años de 1918 a 1921 fueron terribles para el pueblo ruso
por la guerra civil y en esas condiciones no era factible aplicar el régimen
socialista. En diciembre de 1922 Vladimir Ilich Ulianov, mejor conocido como
Nicolás Lenin, proclamó el primer estado socialista en el mundo. Pero lo hizo
en un enorme país arruinado, con una miseria generalizada, sin agricultura ni
industria y la gente moría de hambre.
Vladimir Ilich Ulianov |
Para resolver los problemas urgentes de la Rusia socialista
se aplicó la NEP o nueva política económica que contemplaba libertad de
comercio a campesinos y comerciantes. Era un ligero retorno al capitalismo,
pero ayudó a resolver el problema de la hambruna en la URSS.
En 1924 murió Lenin y José Stalin tomó las riendas de la
Unión Soviética. El socialismo staliniano se endureció y la vida del pueblo
ruso cambió radicalmente. La dictadura del proletariado se transformó en la
dictadura personal de Stalin. Con él se iniciaban los planes quinquenales que
implicaban la rápida colectivización de la tierra y la industrialización del
país.
En 1940 la Unión Soviética era la segunda potencia
industrial del mundo. La transformación de la URSS se ve acompañada de una
extraordinaria concentración del poder en manos de la dirección del Partido
Bolchevique y concretamente de su secretario general, José Stalin. Se lleva a
cabo una represión muy dura, con millones de víctimas, entre muertos,
deportados, encarcelados y reprimidos en otras formas. Stalin gobernó por casi
30 años en la URSS con un socialismo real autoritario, represivo y
antidemocrático, con una máscara de desarrollo extraordinario. Estableció un
férreo control sobre la prensa, el cine, el arte y la cultura el general. La
dictadura de Stalin, sostenida por un fuerte aparato burocrático y
militarizado, concluyó con su muerte en 1953. La URSS requería de profundas
transformaciones.
Nikita Jruschov |
El buen Nikita, considerado por algunos como el precursor de
la perestroika, hizo algunos intentos por reformar el socialismo real de la
Unión Soviética. En 1956, en el XX Congreso del PCUS, denunció las corrupciones
y atrocidades del Stalinismo iniciando un importante movimiento de renovación
con la idea de la coexistencia pacífica. Jruschov se pronunció contra los
abusos de poder en la URSS y fuera de ella, pero en la órbita socialista; se
manifestó contra el culto a la personalidad y a favor de la libertad de presos
políticos durante su gobierno buscó estimular la agricultura y la industria,
elevar el nivel de vida de los ciudadanos soviéticos y terminar con la guerra
fría. A pesar de que sus reformas fueron consideradas como tibias, el deshielo
entre el capitalismo y el socialismo había comenzado.
Sin embargo el PCUS y la burocracia todavía detentaban gran
parte del poder en la URSS y en 1964 destituyeron a Nikita Jruschov. En su
lugar fue nombrado Leonid Brezhnev, cuya administración ha sido calificada de
estancamiento. Débil de carácter, fue
manejado hábilmente por la élite burocrático-militar y durante su gestión la
corrupción se incrementó y generalizó; la irresponsabilidad gubernativa era el
pan de cada día y la producción industrial y agrícola se hacía cada vez más
lenta. Con Brezhnev el inmovilismo soviético se hizo alarmante y la gente pedía
a gritos cambios en el sistema político, en la economía y en las mismas
entrañas del socialismo. Parecía que la URSS se colapsaba de un momento a otro.
En 1985 el Partido Comunista de la Unión Soviética nombró
como jefe del gobierno de la URSS a Mijail Gorbachov. Después de la muerte de
Leonid Brezhnev hubo dos líderes efímeros del PCUS, Yuri Andropov en 1984 y
Konstantin Chernenko en 1985. Lo primero que hizo Gorbachov fue alentar la
finalización de la guerra que por más de cuarenta años sostuvieron los Estados
Unidos y la Unión Soviética. El objetivo se logró en poco tiempo como lo
testimonia la caída del muro de Berlín en 1989, logrando incrementar la popularidad
de Gorbachov.
Mijail Gorbachov |
En los primeros años el gobierno de Mijail Gorbachov debió
de enfrentar tres problemas cruciales: revisar la carga económica que le
representaba a la URSS su presencia en los países satélites socialistas y que
poco o nada justificaba el enorme gasto militar. Por otra parte, mucho más
grave era la situación de atraso que presentaba la economía soviética en la
industria y agricultura, particularmente el último punto ubicaba a la Unión
Soviética como un país tercermundista por los bajos niveles de producción
agrícola. El otro elemento preocupante era el deterioro del modelo soviético
como resultado del centralismo y la corrupción burocrática. La crisis del
socialismo real en la URSS estaba en plenitud, pero difícilmente se aceptaba.
Ante tal problemática Mijail Gorbachov dio inicio a un
programa de profunda renovación moral, económica, política e ideológica en la
URSS. La perestroika o
reestructuración tuvo como objetivo fundamental modernizar y transformar el
socialismo soviético pero no acabar con él. Para hacer factible tal proyecto
fue necesario otorgar libertad de prensa y de expresión, la glasnost surgió de la necesidad de hacer
transparente la opinión pública y sobre todo las actitudes y decisiones
gubernamentales que incidían directamente en la población.
En lo económico la perestroika tuvo altibajos. Al principio
se notó un incremento en la producción agrícola e industrial como fue la
cosecha de 1990 que resultó ser muy elevada, pero después de 1991 la economía
de la URSS descendió en forma considerable.
En lo social glasnost y perestroika permitieron que la
mayoría de los presos políticos recobraran la libertad; muchos de ellos fueron
encarcelados por criticar el socialismo soviético y las fallas del régimen en
decadencia. Al obtener la libertad elogiaron las reformas de Mijail Gorbachov.
En lo internacional la política de Gorbachov logró disminuir
la tensión y el peligro de una guerra nuclear. La Unión Soviética retiró sus
tropas de Afganistán y observó, sin oponerse, la caída de los regímenes
socialistas en el Este de Europa. En 1990 disolvió el Pacto de Varsovia que se
enfrentó desde 1955 al Tratado del Atlántico Norte liderado por los Estados
Unidos. La perestroika también permitió la discusión de las cuestiones
nacionales y en seguida tuvo que reconocer la separación de las tres repúblicas
bálticas: Lituania, Letonia y Estonia.
En realidad Mijail Gorbachov nunca pensó en acabar con el
socialismo. Mediante la glasnost y la perestroika intentó una reestructuración
total del socialismo anacrónico que los agobiaba. Sus medidas sacudieron el
viejo edificio del régimen soviético. La reforma gorbachiana era cuestionada
por la lentitud en que era aplicada. Un grupo de reformistas radicales
encabezados por Boris Yeltsin y otro sector de comunistas conservadores
liderados por Egor Ligachov desaprobaban y criticaban duramente la perestroika.
Boris Yeltsin |
En 1990 Mijail Gorbachov introdujo el sistema
presidencialista y fue electo presidente de la URSS renunciando a la jefatura
del soviet supremo del PCUS que seguía desintegrándose también. Boris Yeltsin,
siendo jefe supremo del Soviet de la República Rusa, pidió la renuncia de
Gorbachov y lo acusó de traidor. El panorama político en la URSS se había
complicado. En agosto de 1991 se dio un golpe de Estado que favoreció la imagen
de Gorbachov, pero en noviembre de ese año Yeltsin y los líderes de las
repúblicas eslavas decidieron poner fin a la existencia de la URSS y marcar el
nacimiento de la Comunidad de Estados Independientes.
La perestroika, revolución desde arriba, acabó con un
sistema totalitario y apolillado que los Estados Unidos y Europa consideraban
eterno. La reforma que emprendió Gorbachov dio la libertad de expresión a
intelectuales y científicos que despertaron a la sociedad civil logrando una
revolución política y pacífica que concluyó con el derrumbe de la URSS. Su
renuncia a la presidencia la dio al mundo el 25 de septiembre de 1991.
En los últimos años la comunidad de Estados Independientes
ha venido transitando por caminos inciertos. El tiempo dirá la mejor palabra.
Hoy, parafraseando a Michael Lowy, se puede decir que el verdadero socialismo
no ha muerto porque no ha nacido todavía.
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